En junio de este año el precio del petróleo alcanzó los 115 dólares el barril, el nivel más alto en un año. Esto hizo que muchos países productores hicieran fiestas por los mayores ingresos que iban a recibir. Pero la alegría duró poco. Cuatro meses después las cotizaciones se desplomaron, lo que hoy tiene temblando a muchas economías.
La semana pasada el precio del crudo Brent descendió hasta los 89,45 dólares el barril, una caída del 22 por ciento frente a junio pasado. Y los pronósticos no son nada alentadores. Analistas internacionales advierten que las cotizaciones de este commodity podrían bajar hasta los 80 dólares el barril.
Este comportamiento ha tenido un gran impacto en las acciones de las principales petroleras. El título de Ecopetrol bajó la semana pasada a un mínimo de 2.935 pesos. La acción de Pacific ha caído 18 por ciento en lo corrido del año hasta 29.100 pesos.
Ni las grandes multinacionales se han salvado. El título de ExxonMobil se cotizó la semana pasada a 91,8 dólares, un retroceso de 8 por ciento.
¿Qué está pasando en el mundo? ¿Por qué se llegó a estos niveles? Como en una tormenta perfecta se han sumado una serie de hechos. Uno de ellos es la mayor oferta de naciones productoras como Estados Unidos, que no hacen parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep). El país del norte redujo sus importaciones de crudo de Nigeria, México, Colombia y Venezuela, y está a las puertas de convertirse en el principal productor de petróleo, por encima de Rusia y Arabia Saudita. La razón es el mayor dinamismo en la exploración y explotación de recursos no convencionales (shale oil).
Según la Agencia de Energía de Estados Unidos, el año entrante la producción de este país aumentará 14 por ciento hasta alcanzar los 9,5 millones de barriles. Esto cambia el mapa petrolero mundial teniendo en cuenta que Estados Unidos es el mayor consumidor de crudo.
A ello se suma la menor demanda por el debilitamiento de las grandes economías. Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el menor crecimiento de algunos países, especialmente de la zona euro, arrojaron un balde de agua fría al mercado.
China salió al rescate de los precios del crudo, al aumentar sus importaciones, hecho que, paradójicamente, agravó la crisis del petróleo. El gigante asiático está sustituyendo hidrocarburos de Arabia Saudita, su principal proveedor, por crudos de Rusia e Irak. Esto llevó a Arabia Saudita a bajar sus precios a los mercados asiáticos por cuarta vez consecutiva.
Y como si fuera poco, el fortalecimiento del dólar es otro factor que está impactando los precios del crudo.
Ante esta situación muchos países están preocupados por el impacto en sus economías. Rusia advirtió que con estos precios su presupuesto federal está en peligro. En Venezuela, este desplome asestaría un golpe mayor a una economía que está al borde del colapso. La cesta petrolera del vecino país se negocia por debajo de los 86 dólares el barril, una caída de más del 15 por ciento en el último año. Analistas advierten que si la cotización llega a 80 dólares el gobierno de Nicolás Maduro no podrá sostener el mayor ritmo de gastos sociales.
Colombia, el cuarto productor de crudo de América Latina también está pasando dificultades. Para el país esta es una noticia fatal en momentos en que se debate una nueva reforma tributaria como consecuencia, en gran parte, de la caída en la renta petrolera. El presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, Francisco José Lloreda, dice que por cada 1 por ciento que baje el precio internacional, los ingresos anuales por regalías e impuestos de la Nación se reducirán en 300.000 millones de pesos.
Los analistas ya están haciendo cálculos y estiman una disminución en las utilidades de Ecopetrol entre el 20 y 30 por ciento en el segundo semestre del año, hecho que tendría repercusiones en materia fiscal porque son menores ingresos para la Nación.
Los países de la Opep parecen ajenos a este vendaval en el sector energético mundial. porque están en una guerra de precios. La organización anunció que se reunirá el 27 de noviembre próximo para ajustar su meta de producción que está en 30 millones de barriles por día. Pero a este ritmo acelerado en el descenso en las cotizaciones internacionales esa fecha luce tardía.
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